miércoles, 8 de julio de 2015

#PapaenBolivia El deporte ‘no es vencer a toda costa’



El papa Francisco, que visita a partir de hoy Bolivia, va en contra del deporte que se basa “solo en los parámetros económicos o para lograr la victoria a toda costa”, porque esta clase de actividad “convierte así a los atletas en mera mercancía de la que hay que sacar provecho”.

Jorge Bergoglio realizó esas afirmaciones cuando hace un tiempo recibió en audiencia a los delegados de los Comités Olímpicos Europeos. El olimpismo reúne cada cuatro años a los mejores deportistas del mundo en la mayoría de las disciplinas, en los denominados Juegos Olímpicos. La próxima edición será en Río de Janeiro 2016.

El Papa argentino considera que en estas circunstancias “los mismos atletas entran en un mecanismo que los atropella, pierden el verdadero significado de sus actividades, aquella alegría de jugar que los atrajo cuando eran chicos y que los ha llevado a hacer tantos sacrificios y a llegar a ser campeones”. “El deporte es armonía, pero si prevalece el afán desmedido por el dinero y por el éxito esta armonía se despedaza”, es el criterio que tiene el Obispo de Roma.

En cambio, es de la idea de que los dirigentes deben impulsar “la función educativa del deporte, pues todos somos conscientes de la gran necesidad de formar a los atletas animados por la rectitud, el rigor moral y un agudo sentido de responsabilidad”.

Para el Pontífice, el deporte tiene que estar “al servicio de la paz, de la justicia y de la solidaridad, promoviendo, en particular en los jóvenes, el compartir y la hermandad”. Desde la visión de Francisco, la Iglesia Católica ve el deporte como “un válido instrumento para el crecimiento integral de la persona humana”.

“La práctica del deporte en efecto —manifiesta— estimula una sana superación de sí mismos y de los propios egoísmos, entrena el espíritu de sacrificio y, si se enfoca correctamente, favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad y el respeto de las reglas”.

Para el Papa “el lenguaje del deporte es un lenguaje universal, que supera las fronteras, los idiomas, las razas, las religiones y las ideologías; tiene la capacidad de unir a las personas, favoreciendo el diálogo y la acogida”.

Asimismo, “la actividad deportiva se caracteriza por unir y no por dividir”, en alusión al símbolo de los Juegos Olímpicos con los cinco anillos entrelazados, “que representan el espíritu de fraternidad que debe caracterizar la manifestación olímpica y la competición deportiva en general”. Los deportistas deben “comprometerse con los demás y con Dios, dando lo mejor, dando la vida por lo que verdaderamente vale y dura para siempre”.

Los datos

Entrenarse

“¿Qué hace un jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Tiene que entrenarse mucho. Así es nuestra vida de discípulos del Señor”.

‘En su equipo’

Jesús nos pide que le sigamos toda la vida, nos pide que seamos sus discípulos, que “juguemos en su equipo”.

Atletas

“Amigos, no se olviden: ustedes son los atletas de Cristo”.

No ceder ante la presión del dopaje

El Sucesor de Pedro invita a no ceder ante la tentación del dopaje con el fin de obtener óptimos resultados: “La presión de querer conseguir resultados significativos no debe jamás llevarlos (a los deportistas) a embocar atajos como es el caso del dopaje. ¡Cómo es fea y estéril la victoria que se obtiene haciendo trampas en las reglas y engañando a los demás!”.

En este sentido, para el Obispo de Roma la misión que los deportistas, dirigentes y profesionales del deporte están llamados a realizar es “poder ser, para cuantos los admiran, válidos modelos a imitar. Y también los dirigentes, entrenadores y profesionales del deporte, están llamados a dar buen testimonio de los valores humanos, maestros de una actividad deportiva que sea siempre leal y transparente”.

Francisco considera que el deporte es importante para la experiencia educativa, y es uno de los pilares fundamentales en la formación de la persona: “El deporte es un camino educativo. Existen tres caminos, tres pilares fundamentales para los niños, los adolescentes y los jóvenes: la educación —escolar y familiar—, el deporte y el trabajo. Cuando existen estos tres elementos, escuela, deporte y trabajo, entonces existen las condiciones para desarrollar una vida plena y auténtica, evitando de este modo las dependencias que envenenan y arruinan la existencia”.

Asimismo, el Sumo Pontífice considera que la Iglesia se interesa por el deporte porque le interesa el hombre, todo el hombre y reconoce que la actividad deportiva incide en la formación de la persona.

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