domingo, 12 de octubre de 2014

Nestor Clausen El extécnico de Sport Boys acaba de ser papá, a los 52 años.

Néstor Rolando Clausen está chochísimo disfrutando de una especie de luna de miel. El 5 de septiembre nació Néstor Rodrigo, el hijo que le ha dado más alegrías a sus días. “Me está quitando horas de sueño, pero vale la pena”, dijo emocionado el entrenador argentino, que asegura estar enamorado de Patricia Castro Lobo y de Santa Cruz, la tierra que lo vio llegar por primera vez en 2002 para dirigir a Oriente.

A sus 52 años volvió a ser papá y a experimentar antiguas sensaciones. Ahora está más tiempo en casa, colabora en la cocina, duerme menos horas que antes, prepara la leche para el bebé cuando la mamá no está y cambia pañales sin hacer drama. Es la otra faceta del técnico que la gente no conoce y que, por estos días, sin equipo, disfruta de su rol de padre.

Cuenta el ‘Negro’ que su llegada a Blooming, en marzo de 2012, fue con suerte porque allí conoció a su amor. “Hubo algo en ella que me atrajo”, sostiene, sin confesar qué. Nueve meses después de asumir el mando del equipo celeste comenzó una relación amorosa que desencadenó en un final feliz. De esa unión presentía que algo bueno estaba por llegar a su vida, así fue que nació Néstor Rodrigo.

Quiere estar legal
Pero no todo es color de rosa en la vida de Clausen. Confesó su aflicción porque un problema migratorio le impide salir del país. En diciembre de 2012 tenía las maletas listas para viajar a su país a pasar las fiestas de fin de año, pero no pudo.

Alguien, a quien confió su documentación, le hizo unos trámites aparentemente fuera de norma y desde entonces su salida de Bolivia tiene sello rojo. Su papá, que tiene 84 años, se encuentra mal de salud y necesita ir a verlo, pero no puede. “Yo quiero estar legal, pero lastimosamente estoy como ilegal”, aclara. En un momento de desesperación intentó hacer saber su caso al presidente Evo Morales, en procura de una solución. “Es un tema que me aflige porque quiero ir a ver a mi padre y no puedo”, insiste.

Aún así, con esa mala experiencia, dice sentirse feliz en Santa Cruz. También vivió en La Paz y en Cochabamba, pero confiesa que acá es donde mejor trato recibió de la gente. “Me gusta la tranquilidad, es como un pueblo grande. La ciudad es tranquila, divertida y tengo varios amigos. Lo bueno es que me adapto fácilmente a donde voy”, manifiesta.

Recuerda que cuando le hablaron de Santa Cruz para que dirigiera a Oriente, en 2002, pensaba que todo era montañas, llamas y extrema pobreza, como normalmente muestra la televisión internacional. “Acá siempre hay un motivo para festejar, eso es algo lindo. El pobre y el rico festejan igual, cada uno a su manera, pero festejan”.

Lo que se viene
Ahora que encontró el amor y siente que de Santa Cruz no se irá nunca más, muchas cosas pasan por su cabeza. Quiere ver crecer a su hijo con la camiseta de Blooming, fortalecer y agrandar la familia y estudiar para periodista deportivo. “Me gusta comentar de todo lo que esté ligado al fútbol. Si yo me largo, lo puedo hacer mejor que muchos”, asegura este santafesino, que jugó y dirigió en muchas partes, y su presente ahora es Bolivia.

Hace unos días renunció a Sport Boys y estar sin equipo no le preocupa. Mientras le llega alguna oferta de trabajo (aunque aclara que unas vacaciones no le vienen mal), disfruta de su luna de miel y del rol de papá, que asegura le ha cambiado la vida

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