miércoles, 2 de noviembre de 2016

Sanción FIFA: Un terremoto sobre los escombros

Carlos Mesa Expresidente de Bolivia

La decisión de la FIFA de sancionar a Bolivia quitándole los cuatro puntos obtenidos frente a Perú y Chile, otorgándole tres puntos a Perú (que perdió 2 a 0 en La Paz) y tres a Chile (que empató 0 a 0 en Santiago), estableciendo además que el resultado nominal de cada partido es 3 a 0 en contra de Bolivia, es la peor sanción internacional recibida por la FBF en toda su historia.
Es además un golpe demoledor y prácticamente definitivo para nuestras aspiraciones de clasificación al Mundial.

¿Cuál debe ser nuestra lectura de tal decisión? La FIFA se basa en su reglamentación, establecida con claridad en un texto inequívoco que obliga a cualquier jugador extranjero que vista la camiseta del país a tener una radicatoria mínima de cinco años en territorio boliviano.

Nelson Cabrera no cumple ese requisito y por tanto la sanción es legalmente incuestionable.

Conclusión: es inadmisible que los responsables de la Federación de la observancia de las normas FIFA no hayan tomado en cuenta tal requisito. Se trata de un error que no tiene justificativo alguno y se debe considerar como muy grave.

La FIFA que funciona como un supra poder transnacional, pasa por alto la Constitución de Bolivia que como Estado soberano y ejerciendo su derecho inalienable nacionalizó a Nelson Cabrera que, a todos los efectos, es un ciudadano boliviano con todos los derechos, uno de los cuales es vestir la casaca nacional de acuerdo a las normas de nuestra Federación. Conclusión: El Estado boliviano debe enfrentar esta normativa y plantear que las normas de la FIFA no pueden pasar por alto las leyes de sus estados miembros, mucho menos sus textos constitucionales. Es tiempo de comenzar a interpelar el supra poder de una institución cuestionada por la corrupción y convertida en una máquina de hacer dinero a cualquier costo.

No se debe confundir una cosa con la otra. Bolivia, como miembro de la FIFA, está obligada a cumplir su normativa y debe atenerse a sus reglas que, desde el punto de vista legal, son incuestionables. Otra cosa es que, aceptando el grave error cometido por la FBF, por cuerda separada marquemos el inicio de un cuestionamiento internacional a una entidad que no respeta las constituciones de sus estados miembros.

Dicho esto, el efecto de la decisión de la FIFA pone en evidencia la profunda crisis de nuestro fútbol en todos los ámbitos. Es un terremoto del que es imperativo aprender lecciones, que obligan a cambiar las estructuras más profundas de la calidad, la situación económica, la condición organizativa y el proyecto de largo plazo de un fútbol que hace muchos años ha perdido el norte.

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